Queridos lectores
Nos vamos haciendo a la vida romana, ya instalados en un ático cerca de
la Via Appia las cosas se ven desde otra perspectiva. Nuestra zona es bastante
tranquila, pero la lejanía con el trabajo y el no querer coger el metro o el
bus por no gastar (recordad que somos estudiantes erasmus) hacen que nuestros
pies se resientan, ayer especialmente. Decidimos pasarnos por el supermercado
para llenarnos la nevera.
Compramos cosas imprescindibles y a buen precio, pero al comprarlas
cerca de Santa Maria Maggiore y no disponer de carro, de estos que llevan las
abuelas, llegar al piso ha sido un suplicio. También nos hemos dado cuenta que
el fiambre es un poco caro y escaso, por poner un ejemplo y sin ánimo de
ofender, un paquete con cinco o seis lonchas de jamón cocido costaba unos tres
euros. ¡Y no hay jamón serrano! Otra cosa que tampoco se puede tocar es el
aceite de oliva, y el típico aceite de girasol que se encuentra en España para
cocinar se ve que aquí no lo conocen. Menos mal que no hace falta comprar agua,
casi en cada esquina hay unas fuentes que dan un agua muy fresca y muy buena,
así que ya sabéis: si venís a Roma sólo os hace falta comprar una botella y
llenarla continuamente en estas fuentes, no hay peligro de que se os
descomponga el estómago.
Pero dejando a un lado todo lo referente a nuestra odisea (“... ¡Terror
en el hipermercado! ¡Horror en el ultramarinos!...”), tenemos que decir que ya
hemos visto bastantes cosas por aquí. Os alegrará saber que ya estamos
preparando posibles itinerarios y tomando muchas fotografías. Y os podemos
asegurar que ver fotografías de los edificios y de los monumentos no puede
compararse a verlos por uno mismo. Comentaba con Melania el otro día que los
edificios son grandísimos, pero no sólo los palacios o las basílicas, los
edificios de viviendas particulares también son así, o al menos por donde nos
hemos movido. En cada esquina te encuentras bien con una iglesia bien con una
hornacina con el santo de turno o la Virgen. Aunque algunos están muy bien conservados,
como el que se encuentra en la plaza de la Fontana di Trevi, frente a Santi
Vincenzo e Anastasio, otros muchos están con el cristal ya opaco. Y es que en
Roma hay demasiado tráfico y muy pocas zonas peatonales. El humo que expulsan
los motores se adhiere a las fachadas de mármol blanco, a las paredes de
estuco, al cristal de estos altares en plena vía, y en general a todo lo que
esté por un tiempo inmóvil. Y es que si mi abuela viniese para acá me la vería
con la fregona y la vaporeta dispuesta a dejarlo todo como los chorros del
oro...
Cesares!! si quereis fiambre a un precio razonable no lo comnpreis ya cortado y envasado, id a la seccion de charcuteria y llevaoslo recien cortado que alli sale por mas de la mitad de precio (100 gramos no llega a 2 euros, siempre y cuando no os pongais muy exquisitos). Y en cuanto al aceite de girasol, buscad bien que si existe!!
ResponderEliminarLo tendremos en cuenta paralapróxima vez que vayamos ;)
EliminarEl arte de hacer la compra... vivir Roma. ¿No hay cursos de prácticas para las abuelas? Podríamos encontrarle una buena beca pagada por el Comune di Roma. Eso sí, trendría que ser la 'super abuela'.
ResponderEliminarJa, ja, hyperion, yo quiero ser la super abuela de Araron y sacarme una de esas bequitas... Cuánto añoro Roma y cómo os envidio. Pero es una envidia llena de alegría, benéfica y casi, casi, angélica. Besazos.
ResponderEliminarComo mucho hermana mayor jajaja
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