lunes, 8 de julio de 2013

Paseo por la Historia

Queridos lectores

Queríamos en esta nueva entrada contaros nuestra primera excursión por la ciudad, pero... ¿qué decir ya de lo que ya se ha dicho todo? Tantos siglos han dado para mucho, y que Roma sea una cumbre del arte ha ayudado a que su patrimonio sea uno de los mejor conocidos del mundo entero. Es por ello que no pretendemos contar detalladamente los pormenores de cada monumento visitado, para eso están los libros especializados y los guías turísticos. Queremos hacer algo nuevo y diferente, pero irremediablemente tenemos que recurrir a lo convencional porque es lo único que vale para un primer acercamiento.

Tras dejar el hotel, coger un plano de la ciudad y dirigirnos al que sería el día próximo nuestro puesto de trabajo, con un sol de justicia, calles empedradas y sandalias atadas, dimos con curiosos lugares, unos estudiados, otros no, pero que nos sorprendieron por igual. Así, divisamos una Santa Bibiana inmersa en un ambiente que nunca habríamos imaginado. Como sabréis, la zona de la estación de tren no es la más deseable para habitar, sin embargo, la antigua basílica de Santa Bibiana se erguía orgullosa de haber sido tocada por el genio del Barroco romano, Bernini, y por seguir en pie, aunque fuese encerrada entre la carretera y los muros de la estación de Termini.

Poco antes también divisamos lo que parecían las ruinas de un templo romano. Poco después supimos que se trataba del ninfeo de Minerva Medica, un antiguo recinto perteneciente a una villa romana y que sirvió de inspiración para hacer volar la mente de los románticos. En ruinas y con complicados andamiajes, parecía que su conservación estaba remotamente controlada. Eso o que los operarios estaban almorzando, todo puede ser.

Tras estos dos descubrimientos, bajamos por la zona del Esquilino hasta nuestro segundo hogar en esta ciudad, en la Via del Boschetto. Evidentemente, al ser domingo estaba cerrado, y omitiendo una pequeña anécdota que contaremos más detenidamente en otra entrada, vimos un quiosco donde conseguimos una revista de alquileres y pisos en venta. Nos pusimos a buscar, porque por ese entonces todavía estábamos alojados en el hotel y no teníamos nada seguro para nuestra estancia. Y la verdad es que encontramos bastantes lugares que aspiraban a ser nuestra residencia por tres meses. Desafortunadamente, a la mañana siguiente, y tras llamar a todos los seleccionados, comprendimos que los alquileres italianos, al menos los romanos, tienen por lo general un período mínimo de estancia, y éste oscila entre los 12 y 18 meses.

Tras echarle un vistazo a los alquileres y después de comer por Via Nazionale, la gravedad (graciosa compañera en Roma) nos llevó hasta los Fori Imperiali. Lo primero en divisar fue la inhiesta Columna Trajana, pródiga en relieves conmemorativos y coronada por San Pedro, sabia cristianización que permitió conservar monumentos del pasado tan importantes como éste. La verdad es que ése fue, más que el Monumento a Vittorio Emanuele II, el que nos tuvo más tiempo mirando, examinando hasta donde la vista nos era posible. Tras varias fotografías y un amplio recorrido por las inmediaciones del Mercado de Trajano, el Coliseo fue nuestra siguiente parada. Decidimos no entrar, ya que todavía nos quedaban muchas cosas por ver en ese día, y hacer cola nos llevaría cuanto menos algunos cuartos de hora. Y la verdad es que esa gran mole de sillares y argamasa, esa superposición de columnas y arcadas, como suele estudiarse, encerraba más atracción de la que en un principio nos imaginábamos. Creo que ya lo hemos dicho, pero aquí las cosas son muy grandes, de dimensiones colosales (nunca mejor dicho) y uno se sorprende de que una construcción tan antigua todavía siga en pie, siga prestándose a la admiración de tantos y siga albergando espectadores, aunque no sea afortunada o desafortunadamente, de la forma en que en un principio fue concebida.

A modo de breve inciso, podemos decir que En Roma ofrece unas visitas guiadas por la Roma Antigua, que podrían parecerse a lo que hicimos nosotros. Dispone de una oferta mucho másamplia que seguro os encantará descubrir por vosotros mismos.

Podríamos relataros más rincones que descubrimos ese día, monumentos, iglesias, plazoletas, la cabeza de Medusa de nuestro primer post, pero creo que ya va siendo hora de dejaros marchar.No queremos sonar pesados y creemos que por hoy es más que suficiente. Ese primer día dio para mucho y siempre quedará en nuestra retina.


1 comentario:

  1. Un buen paseo. Al lado de la estación no dejes de curiosear los restos de la muralla republicana. Besazos y seguiré pegada a vuestros talones...

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