A la sombra del augusto emperador
Muchas veces nos han hablado de
un altar de propaganda levantado por el gran Augusto tras su campaña de pacificación
de Hispania y la Galia, el Ara Pacis
Augustae. Muchos han sido los profsores que nos han inculcado una
veneración por este altar, y muchos han sido los que han desentrañado sus
secretos más ocultos. Nos lo conocíamos a la perfección aun sin haberlo visto
en persona. Ahora, podemos decir tras haber pasado largo rato contemplando sus
muros y pudiendo tocar sus piedras, que todo lo aprendido no sirve a la hora de
contemplar tan magnífica obra. Quedarse embobado mirando un objeto que unas
manos hicieron hace miles de años no es propiedad exclusiva de Stendhal, sino
que nosotros sentimos esa congoja en el estómago cada tarde que salimos a
descubrir nuestra Roma.
El Ara Pacis podría resumirse
en relieves de mármol mostrando las escenas míticas relacionadas con los
orígenes divinos de Roma, plantas, flores y animales que no hacen más que cubrir
por entero las paredes, matronas romanas, ciudadanos togados siguiendo un
cortejo que preside el emperador, el elegido por los dioses para salvar y
pacificar el Imperio, un nuevo Alejandro Magno. Y pensar esto no es tan
descabellado, los romanos eran unos excelentes publicistas, aun sin estudiar
marketing. Asociar la figura de un nuevo emperador con héroes de leyenda o con
los mismos dioses sirvió para que todavía ahora se preserve la memoria de un
hombre que vivió hace dos mil años, cabeza visible de un gran imperio y que
estuvo a al frente de su mandato durante cuarenta y seis años.
Sentir que hace mucho tiempo
ese lugar fue usado por los que están representados en sus muros, o que esta
maravilla de Roma fue desenterrada y despertada de su letargo hace no tantos
años, cual Laocoonte en los tiempos del divino Miguel Ángel, te hace
reflexionar sobre el arte, pero sobre todo, sobre lo que se puede aprender y
descifrar de una sola piedra. El Ara Pacis Augustae no es sólo una estructura
de mármol donde se sacrificaron bueyes, es mucho más: es la seña de identidad
de una época de paz, es el reencuentro con la cultura griega, es una época de religiosidad
y de moral, es un documento para la historia importantísimo y que al menos una
vez en la vida merece ser contemplado de cerca.
Magnifica entrada! Esa es la belleza de la historia, recorrer esos espacios que siglos atras otros pisaron, descubrir los detalles que solo uno mismo puede admirar, ya que no hay libro de historia del arte que describa ese sentimiento tan especial que se tiene al contemplar algo tan maravilloso como es el legado que nuestros antepasados nos dejaron...
ResponderEliminarUn archipiélago en este mar de tiempo y viviencias!!!
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