Queridos lectores:
La semana pasada hicimos uno de los descubrimientos más importantes de
nuestro viaje: si eres estudiante de Historia del Arte (o de cualquier rama
relacionada con la protección del patrimonio) la entrada a casi todos los
museos romanos es gratuita. El único requisito necesario es presentar el justificante de la
matrícula en taquilla y “voilà”, entrada gratuita. Imaginaos nuestra alegría al
enterarnos y cómo en un minuto organizamos nuestro fin de semana para ir a ver
todos esos museos que por costar un poquito más de lo esperado dejamos
apartados para ir a ver con nuestras amigas en agosto.
La tarde del viernes, tras comer en Via Nazionale, decidimos comenzar a
aprovechar nuestro pequeño privilegio y visitamos el Mercado de Trajano. Esta gran
edificación alterna los restos de la excavación arqueológica con una exposición
de fotografia, cuya temática no estaba muy relacionada con el museo, que
desvirtua en cierta manera la visión de conjunto. Nuesta siguiente parada fue el
“Museo Nazionale del Palazzo di Venezia” , con una colección muy interesante, destaca sobre esta la arquitectura del palacio con su gran escalera y sus
cientos de capiteles decorados de distinta manera. asimismo, también reparamos en la amplia colección de obras de arte que alberga en su interior, desde iconos del Trecento hasta esculturas de Alessandro Algardi. Por último nos animamos a
recorrer los Foros Imperiales bajo un sol de justicia, porque aquel día no
llovió sorprendentemente. La primera sensación al entrar fue un poco abrumadora por el calor y la gente, pero poco a poco, y sobre todo si subes al
Palatino, la cosa cambia y comienzas a disfrutar de la belleza del lugar.
Nuestra recomendación es que subáis al Palatino y os sentéis a disfrutar del
paisaje: tendréis la sensación de estar en otro lugar, en un pequeño pueblo y
no en medio de una gran ciudad. Tras
pasear por los foros y ascender al Capitolio entramos en los Museos Capitolinos
y disfrutamos de su gran colección de escultura y pintura. Decir que este museo
es sorprendente es quedarse corto. No nos dio tiempo a verlo por completo, y
por dos euros que nos cuesta la entrada (aqui no es gratis pero si realizan un
buen descuento) ya hemos organizado otro dia para acabar de verlo.
El sábado decidimos tomarnoslo con más calma. Sobre las diez tomamos el
metro a Piazza de Spagna y aprovechando los pocos turistas que hay a esas horas
nos hicimos una foto rememorando a la
gran Audrey Hepburn. El resto de la mañana la dedicamos de ir de tienda en
tienda por Via del Corso, sin prisa, que para eso era sábado. Tras comer por el centro nos animamos a entrar
al Palazzo Barberini. Si visitas Roma, y más aun si eres estudiante de Arte, es
una parada obligada en los lugares que hay que visitar. Con una colección
emocionante, donde encontramos desde Rafael a Caravaggio pasando por Guido
Reni, el museo te sorprende en cada sala. Pero lo que más sorprende son las
pinturas de Pietro da Cortona para la sala principal del palacio, tomaros
vuestro tiempo y disfrutad de ellas porque poseen mil detalles que os
cautivarán. Para recuperar fuerzas tras una tarde en el museo hicimos una
parada en Santa Maria Maggiore y por fin probamos los famosos “gelati”. Antes de llegar a casa hicimos una última
parada en la plaza de San Giovanni in Laterano para disfrutar de la buena temperatura
de esas horas de la tarde.
El domingo se resume perfectamente con las palabras “día de limpieza” pero
por la tarde, cuando bajó el sol y tras una siesta reparadora, dimos un pequeño
paseo por nuestra zona. Descubrimos un pequeño jardín frente a Santa Croce in
Gerusalemme y un parque donde sentarse y disfrutar de ver a la gente pasar. Una
cena rápida y unos cuantos capítulos de nuestros libros después, nos fuimos a la
cama.
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