Descubriendo de nuevo nuestros lugares en Roma
Roma, la bella de Italia, la más augusta entre las ciudades del globo, la
cuna de nuestra civilización, sede de una de als religiones más importantes, la
ciudad donde los turistas se agolpan y donde los mosquitos no te pican,
muerden. Todo eso se puede resumir en una palabra: Roma.
Tras un mes a nuestras espaldas, un moreno en los brazos y el cuello y unos
cuantos kilos menos, la ciudad nos sigue sorprendiendo. Precisamente ayer
llegaron unas amigas, de las cuales os hemos hablado ya algunas veces, y su
reacción al ver Roma fue la misma que la nuestra los primeros días al llegar:
la boca abierta, la cámara de fotos como
extensión de nuestros brazos y un dolor en el cuello importante. Nos agradó que
les gustara tanto como a nosotros, les enseñamos algunos de nuestros rincones y
las recibimos con los brazos abiertos, como todo buen romano.
Al llegar a la estación de Termini y perderse por los alrededores – hay que
decir que nuestras indicaciones eran claras, vagas pero claras... –, las
recibimos con unos carteles con su nombre y su signo de identidad: para Ángela
una flamenca y para Cristina un gatito. Para que luego se quejen de nuestras
atenciones. Llegando al hotel que les habíamos buscado nosotros, descansar y
comer un poco decidimos llevarlas al Palazzo Barberini, un palacio barroco
convertido en Museo Nacional y sede de una de las más importantes colecciones
de arte en la ciudad de Roma, sólo con mencionar a Bernini, Caravaggio, Rafael
o el Greco, merece la pena acercarse a echarle un vistazo, o pasar toda la
tarde absorvidos por el gran techo del salón principal del palacio, el “Triunfo
de la Divina Providencia”, alegoría del poder de la familia Barberini pintada
por Pietro da Cortona.
No se puede explicar con palabras la sensación de paz, pero a la vez de
agitación que transmite esta estancia. Inmensa, pero a la vez íntima; grande,
pero visible en un sólo vistazo; sobrecogedora, barroca. Lo diremos en pocas
palabras: empezaron a cerrar el museo y nosotros todavía estábamos acostados en
los divanes contemplando esa estancia.
Y es que Roma es así, puedes levantarte a disgusto, puedes pelearte, pero
cuando te quedas mirándola se te olvidan todas las penas, más efectiva que la
cerveza...
Y con más adicción... aunque una cervecita fresca en medio de este calor... :)
ResponderEliminarYa os echo de menos!!!
ResponderEliminarMagna, magnífica Roma!!!
Tan solemne y bella,tan populosa y a la vez serena ¿como explicar algo tan indescriptible?
Ver lo que tantas veces te han explicado en clase y sentirlo por primera vez es una experiencia maravillosa que ni el calor puede calmar (y viniendo de mi, es mucho...)
¿Que decir queda de una ciudad sobre la que tanto se ha dicho? Muchos mas inteligentes y sabios que yo han escrito ya, pero realmente desconozco si han tenido esa sensacion en el estomago que tuve yo... gracias por todo mis niños ;)
Posdata: el gatito se viene conmigo a España ^^