miércoles, 7 de agosto de 2013

¿Roma o el Vaticano?

Nuestra experiencia en el Vaticano

¿Sobre qué escribir hoy? Esa es la pregunta que nos hacemos día tras día. Y es que a pesar de estar viendo cosas nuevas e impactantes a diario, parece que te acostumbras a estar rodeado de tanta grandeza y exhuberancia. Es una sensación que sólo pueden sentir los lugareños y algunos privilegiados como nosotros. Es extraño.

Ayer acudimos con nuestras compañeras a visitar el Vaticano y sus museos. Pasamos casi toda la tarde allí, pero por lo menos yo, habría preferido estar todo el día. Hay tantas cosas, yanto espacio, tanta gente y tan poco tiempo, que tienes que ir saltándote cosas por necesidad para poder quedarte con una visión general. Sin duda, el Vaticano encierra tesoros impresionantes, pero la visita que hicimos ayer particularmente no me agradó demasiado. Entre tanto calor y tantísima gente por los pasillos de los Museos Vaticanos, no nos podíamos detener ante ningún sitio porque íbamos casi por inercia. A pesar de haber reservado las entradas con antelación y no haber tenido que hacer cola, la sensación de agobio fue la misma. Afortunadamente, llegó un punto en que decidimos pararnos y descansar, descansar de tanta gente y descansar de tanta belleza.


Un día agotador, sin embargo, nuestra pequeña estancia en el Vaticano a parte de reconfortar nuestras ansias artísticas, nos sirvió para dar un respiro ese día en que vimos tres de las cuatro basílicas mayores de Roma. Desde luego, merece muchísimo la pena ir al Vaticano. Es una de estas cosas que te esperas, que has visto hasta la saciedad, pero que te impresiona nada más poner un pie dentro. Ver obras de la talla de Rafael, Bernini o Miguel Ángel todas reunidas en un inmenso espacio bañado de un aura mística, es algo que al menos una vez en la vida se tiene que ver. Y nosotros también tenemos la suerte de contar en el sitio donde trabajamos con la posibilidad de contratar visitas guiadas en el Vaticano con guías profesionales, que te ayudan a comprender la belleza que esconde y te sugieren lo que significa. Una auténtica experiencia divina.

1 comentario:

  1. Pasas el Tiber y es otro mundo, otros mundos: Gianicolo, Trastevere, Borgo y dentro de ellos, más... como una aquella escalera espiral de los Museos Vaticanos... y a veces te mareas con este movimiento. En este mar sigo vuestros pasos dibujando vuestro mapa.

    ResponderEliminar