Hola de nuevo!
Como os había
dicho en la anterior entrada, hace una semana fui a visitar Piazza Navona, y me
gustaría hablaros de ella. Os digo sobre esta plaza que debe ser destino
obligado en vuestra visita a Roma, un lugar verdaderamente precioso.
Fui con una idea
ya bastante clara de este lugar, lo había visto miles de veces en fotos y por televisión, nada que ver. Aquello que en
ocasiones sucede, de que un lugar que has visto mucho en video o imágenes
cuando lo ves en primera persona te resulta exactamente igual, te produce las
mismas sensaciones, esto no pasa en
Roma. Y esto no pasa en Piazza Navona.
Desde el primer
momento desprende grandiosidad, todo resulta enorme. Recuerdo el momento en que
entré a la plaza, está aislada del exterior, es decir, no la ves hasta que no
estás dentro, hasta que recorras uno de los estrechos pasillos que llevan a
ella. Lo que hace que el contrate de este entorno con sus dimensiones y características
te provoque un asombro aún mayor.
Es sin duda uno
de los sitios más bonitos que he visto, y el espectáculo que resulta ver la
Fontana dei Quattro Fiumi es una sensación increíble. Invita a sentarte a
observarla quién sabe por cuanto tiempo.
El ambiente de
esta plaza es también muy especial, llena de gente, de artistas de todo tipo
(bailarines, magos..) en los que destaca la gran cantidad de pintores dedicados
a realizar caricaturas y retratos de la gente que se presta. También los hay
que venden sus cuadros relacionados con la ciudad. Y todo esto sumado a la
belleza del sitio, a la energía positiva que transmite, hace que sentarte en
uno de sus bancos o en alguna terraza de uno de sus bares sea una gozada solo el simple hecho
de estar allí. Resulta gratificante ver el rostro de las personas totalmente
perplejas y fascinadas disfrutando de la belleza y ambiente de Piazza Navona. Es curioso
también, observar ondeando la bandera de Brasil (en la plaza se encuentra la
embajada brasileira) en una ciudad plagada de banderas italianas.
La ‘’batalla’’
que se produce en la plaza entre Bernini y Borromini es un auténtico
espectáculo que ambos artistas han regalado a la humanidad. Aunque, si
observamos la cronología de las construcciones, en realidad esta ‘’batalla’’ en
Piazza Navona nunca existió. Se trata simplemente de una leyenda más que
interesante, y que de no ser porque la cronología lo desmiente, sería totalmente
creíble.
Ver como en la
Fontana dei Quattro Fiumi de Bernini hay una estatua tapándose el rostro
intentando no ver la iglesia de Sant’Agnese in Agone de Borromini, y como otra
se protege de una caída de esta iglesia que parece dar por segura, son los
rasgos más visibles de esta rivalidad, que si existía, pero
que en este caso es
solo una leyenda. Fascinante. Poder disfrutarlo no tiene precio.
Espero que algún
día vosotros también podáis disfrutar de esta maravilla, una de tantas, que nos
regala Roma.
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