viernes, 27 de septiembre de 2013

¿Despedida...?

Querida Roma:

Parece mentira que hace tan sólo tres meses, nos istaláramos en un pequeño piso en esta hermosa ciudad. Atrás quedan las esperas en la terminal de Valencia, atrás quedan las esperas en el aeropuerto de Fiumicino, los nervios al entrar a nuestro primer alojamiento, la ducha en aquella habitación de hotel tras una tarde agotadora. Atrás quedan los primeros dolores de pies y de cuello,los paseos interminables por el centro de la ciudad de Roma. Tantas cosas que habíamos ansiado a lo largo de todo un año por fin lo teníamos en nuestras manos y en nuestras cámaras de fotos. Atrás quedan los primeros días en nuestro nuevo trabajo, aprendiendo y descubriendo muchas cosas que nos ayudarán a crecer en la vida.

Parece que fue ayer cuando todo esto estaba pasando, y fue hasta ayer mismo. Este fin de semana comenzaremos a despertar de nuestro letargo, para volver el lunes a nuestra vida en España. Despertar de un sueño que nos ha ensimismado yque desearíamos que nunca acabase...

¿Qué esla vida? Un frenesí.
¿Qué esla vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.


Como actuales Segismundos despertamos, pero de este sueño nos llevamos más que una ensoñación. Nos llevamos recuerdos, libros, lugares y amigos. Volveremos a dormirnos en esta maravillosa ciudad, de eso estamos seguros. Hasta pronto Roma, y muchas gracias. 

Atentamente Melania y Aarón.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Roma con el paso del tiempo

La Roma de ayer y de hoy. ¿La misma u otra diferente?

Roma, esa ciudad de la que hemos oído hablar desde que somos niños, Roma, esa ciudad desde donde un águila se hizo con todo un continente, Roma, la ciudad donde el tiempo se convierte en eterno y desde donde la eternidad se irradia hacia el resto del orbe. Muchos son los que se han quedado prendados de su esplendor y de su magnificencia, de su sencillez y a la vez de su altivez. Desde esta ciudad se ha dirigido el mundo ya fuera bajo las plumas de una dorada águila o bajo los destellos dorados del triregno papal.

Pero a pesar de que la rueda de la diosa Fortuna se dirija hacia otros países y ciudades, Roma sigue siendo la misma que fue en su época de esplendor. Ya no hay procesiones de vestales, ni juegos en honor a los emperadores, ni cabalgatas para honrar a reyes extranjeros que rendían pleitesía al Sumo Pontífice. Ahora hay mucha más gente si cabe, en los mismos lugares y en otros nuevos. Los portaestandarte que desfilaban en las procesiones se han convertido en pacientes guías que enseñan la ciudad a cuantos vienen a visitarla; el Foro está repleto de caminantes que pasean entre las ruinas de lo que antaño fuera el centro del mundo, contemplando los restos de magníficas construcciones que se mantienen en pie, orgullosas que aun desvestidas sigan siendo la joya más preciada de la ciudad. Los peregrinos que alguna vez acudieron a los templos de las deidades olímpicas, sustituidos por los devotos cristianos desde tiempos del Augusto Constantino, son los únicos que todavía perviven tal y como antaño. Pero les han salido miles de sanos competidores que vienen devotamente para visitar la Fontana di Trevi, la Piazza di Spagna, el Ponte Sant’Angelo... Los senadores, los garantes de la supervivencia de la urbe romana, a veces honrados y preocpados por su ciudad, y a veces despreocupados y rapiñando lo que se le pone al alcance... Eso, eso sí que no ha cambiado en Roma.


Todo esto pasa en Roma, una ciudad que conservará su esencia por muchos años que pasen. Y allí estaremos nosotros, esperando impacientes a ver esa monotonía tan apasionante.


Fotografía: "La sabiduría", Palazzo Braschi, Roma.

martes, 17 de septiembre de 2013

Fin de semana, parte seconda.

Este fin de semana dio para mucho, y para nuestros pies también. Tras visitar la Villa Farnesina en el Trastevere, decidimos dar un paseo, puesto que no teníamos nada mejor que hacer y todavía era muy temprano y la gente normal todavía no estaba en la calle. Con el Trastevere casi para nosotros , nos metimos por callejuelas que lejos de parecer tortuosas nos condujeron hacia una de las maravillas que posee esta bella urbe. Subiendo por unas escaleras que a esas horas de la mañana y en sábado no las subiria ni el más devoto de los penitentes sevillanos, dimos de bruces con un pedacito de España. La Academia de España en Roma se alzaba ante nosotros para mostrarnos una vista de la ciudad inmejorable. Con un sol radiante, el paisaje ante nuestros pies era impresionante: todas las cúpulas reconocibles y por reconocer, los monumentos más altos como el de Vittorio Emanuele y las montañas al fondo, una Roma que hemos recorrido durante estos tres meses casi por completo y que ya sentimos como nuestra.

Desde allí, y apoyados en la placa conmemorativa que recuerda al rey Felipe III, nos sentamos para reponernos de tantas escaleras y cuestas, pero como el sol empezaba a picar, ¿qué mejor que entrar en el lateral de la iglesia para sentarte frente al Tempieto de Bramante? Y es que para el que no lo sepa, la iglesia contigua al edificio de la Academia de España es una iglesia financiada por la corona española bajo la advocación de San Pedro, pues según la tradición fue en este lugar donde el apóstol fue crucificado. Por este motivo, y por la fe de nuestras católicas majestades, Fernando e Isabel con el beneplácito del Papa Borgia construyeron este templete en el preciso lugar del martirio. Se trata de un edificio de planta circular de precisa y bellas proporciones, uno de los primeros que volvieron a tomar por entero las características de los viejos edificios clásicos.

Con los ánimos renovados y después de sentirnos como en casa, seguimos explorando el lugar, porque tras este lugar se alza una de las colinas más bonitas de Roma. No nos referimos ni al Capitolino ni al Palatino, sino al Gianicolo, un lugar alejado de todo pero desde el que se puede casi tocar los tejados de Roma. Tras las fotografías de rigor y descansar un poco disfrutando de las vistas, dando la espalda al monumento a Garibaldi y al de su mujer, esperamos al autobús para bajar a la ciudad. Pero no podíamos irnos de este magnífico lugar sin escuchar algo que nos faltaba. En un absoluto silencio, el Gianicolo espera a que los soldados disparen un cañón a las doce en punto del mediodía, el momento en que las campanas de todas las iglesias empiezan a sonar para anunciar el Ángelus. Tradición instaurada por Pio IX para regular todos los relojes de la ciudad, y atracción para todos los curiosos que se acercan, tanto los que lo conocen como los que se asustan del estruendo. Una peculiar forma de avisar a los sacristanes.


Ya con este cañonazo y con la visita de los revisores en el bus ayer (primera vez que los vemos desde que estamos aquí, y muy posiblemente la última), podemos decir que somos romanos.


Vista de Roma desde el Gianicolo.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Viajes en el tiempo, Villa Farnesina.

Sorpresas en el Trastevere, Villa Farnesina.
Fin de semana de descubrimientos. Y es que cuando solo te quedan un par de semanas en esta preciosa ciudad aprovechas cada minuto para ir al barrio más alejado, cotillear por alguna tienda extraña o visitar por fin ese museo o palacio que siempre esta cerrado. Esto último fue lo que hicimos este sábado, normalmente los fines de semana apagamos el despertador y aprovechamos para dormir pero este sábado el despertador sonó a las 8:00 y a las 9:30 ya estabamos en nuestro destino: Villa Farnesina
Villa Farnesina fue construida en uno de los barrios más famosos de Roma, el Trastevere, fue obra del artista Baldassare Peruzzi y decorada al fresco por este y otros grandes artistas del renacimiento. Seis salas componen Villa Farnesina, cada una de ellas dedicadas a un tema mitológico. La primera sala de Villa Farnesina esconde en sus paredes una de las obras más conocidas de Rafael, la Galatea, esta obra da nombre a esta logia donde comparte protagonismo con el horóscopo de Peruzzi y el Polifemo de Sebastiano del Piombo. Prosiguiendo nuestra visita por Villa Farnesina el visitante se ve sumergido en la sala de Eros y Psique, esta estancia decorada por Rafael y su escuela cuenta la historia de amor entre el dios y una mortal desarrollandose en los lunetos y finalizando en el Banquete de bodas y Consenso de los dioses que decoran el techo de la sala. Nuestra recomendación es que te sientes en una de las sillas a los lados de la gran sala y simplemente disfrutes de cada detalle que el maestro del renacimiento plasma en cada figura. Al final de esta gran sala una habitación de menor tamaño muestra los frisos que Peruzzi realizo sobre diversos temas mitológicos, pero desgraciadamente la poca luz de la sala y la altura de la obra no permite disfrutar de ellas tanto como de las otras salas.
Escaleras arriba Villa Farnesina esconde la Sala de las Perspectivas, Peruzzi juega con el espacio de la sala creando grandes paisajes separados por columnas y decora la parte superior con la representación de los principales dioses. De aqui se pasa a la última habitación, la sala de Roxanna y Alejandro, este nombre proviene de uno de los grandes cuatro frescos que decoran las paredes de la pequeña habitación y que sorprenden de manera destacada al espectador.
Al finalizar la visita no dudes en visitar el jardin y disfrutar del agradable ambiente que rodea a toda la Villa.
Si deseas visitar Villa Farnesina ten en cuenta que el horario es reducido, problema por el que más de una vez nos hemos encontrado sus puertas cerradas. Si no quieres tener problemas y aprovechar al máximo tu visita a Villa Farnesina puedes contratar una visita personalizada con En Roma para conocer al máximo esta joya del renacimiento.
Peruzzi. Hera. Detalle sala de las Perspectivas


martes, 10 de septiembre de 2013

La Roma que se esconde

Semanas, nos quedan semanas y todavía tenemos miles de cosas por ver y otras tantas por descubrir en Roma. Este es el sentimiento que tenemos en este último mes de nuestra estancia en Roma. El viernes pasado, tras salir del trabajo y comer algo, decidimos vaguear, pues no teníamos ningàun sitio en concreto para visitar, decidimos que los pasos nos llevaran hasta nuestro destino en esa tarde. Como teníamos un poquito de hambre y calor, decidimos pasarnos por una heladería que hay cerca de Campo dei Fiore, una donde te puedes hacer tú mismo tu helado y te lo cobran al peso, una genial idea para bolsillos de estudiantes y en un entorno inmejorable.

Decidimos pues sentarnos a la sombra del Palazzo Farnese y disfrutar de nuestro pequeño placer mientras observábamos a los paseantes y a los niños que jugaban a la pelota delante nuestra. Un momento de relajación y placer que a menudo es necesario en una ciudad como Roma.


Como también tenemos que hacer cosas por las tardes, decidimos acercarnos hasta uno de los lugares que debemos tratar en este próximo trabajo para En Roma, pero por azares de la vida, nuestro lugar estaba cerrado (cosa extraña al ser una iglesia “española”...), así que tuvimos que migrar hasta la próxima Piazza Navona, siempre llena de gente y entretenida. Roma es así, siempre está llena de gente a la que poder conocer o con la que poder entretenerse. Descubrimos esa tarde uno de los tesoros que guarda Navona, en una cercana iglesia un Caravaggio aguardaba a nuestra visita. Siempre espléndido y con ganas de impresionar. La “Virgen de Loreto”, casi a las puertas de la basílica de Sant’Agostino aguardaba nuestra llegada casi como en el cuadro, recibiendo a las puertas de su casa a los peregrinos que pinta el genial romano de la pintura barroca. Un espectáculo que por nada del mundo os podéis perder por esta "Roma que se esconde".


Virgen de Loreto, Caravaggio. Basílica de Sant'Agostino, Roma.